
El sol de la mañana
nos alumbra, como un recuerdo del amor del Creador que diariamente nos
calienta, alimenta y alienta, con su bondad, su misericordia y su calor.
La luna nos calma y
nos serena, como un recuerdo del compromiso y de la tarea concluida que forjaste
con Dios. Las estrellas en el firmamento nos salpican de luz el camino obscuro,
como un recuerdo de la alianza, que tenemos con el que nos creó. Ėl nunca
abandona a sus hijos; los guia,...